viernes, 29 de marzo de 2013

Sermón de las Siete Palabras

Las 7 palabras se refieren a las siete frases que pronunció Nuestro Señor desde la Cruz.

Primera Palabra

Padre, Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.

La oración se ofreció para quienes eran culpables de darle muerte. Puede interpretarse como dirigida a los judíos, y a los soldados romanos


¡Perdónalos! ¡Perdónanos!
Atiende este pedido de tu Hijo en la cruz,
prueba mayor de tu amor de Padre.

¡Y acógenos, oh Padre, oh Madre, oh cuna, oh casa
de cuantos retornamos buscando tu abrazo!

Segunda Palabra

"Hoy estarás conmigo en el Paraíso"

Vuelto hacia Ti el Buen Ladrón
con fe te implora tu piedad:
yo también de mi maldad
te pido, Señor, perdón.

Si al ladrón arrepentido
das un lugar en el Cielo,
yo también, ya sin recelo
la salvación hoy te pido.

Tercera Palabra

"He aquí a tu hijo: he aquí a tu Madre" 

Jesús en su testamento
a su Madre Virgen da:
¿y comprender quién podrá
de María el sentimiento?

Hijo tuyo quiero ser,
sé Tu mi Madre Señora:
que mi alma desde a ahora
con tu amor va a florecer.




Cuarta Palabra

"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" 

Desamparado se ve
de su Padre el Hijo amado,
maldito siempre el pecado
que de esto la causa fue.

Quién quisiera consolar
a Jesús en su dolor,
diga en el alma: Señor ,
me pesa: no mas pecar.




Quinta Palabra

"Tengo sed" 
Sed, dice el Señor, que tiene;
para poder mitigar
la sed que así le hace hablar,
darle lágrimas conviene.

Hiel darle, ya se le ha visto:
la prueba, mas no la bebe:
¿Cómo quiero yo que pruebe
la hiel de mis culpas Cristo?


Sexta Palabra

"Todo está consumado" 

Con firme voz anunció
Jesús, aunque ensangrentado,                    
que del hombre y del pecado
la redención consumó.

Y cumplida su misión,
ya puede Cristo morir,
y abrirme su corazón
para en su pecho vivir.
Séptima Palabra

"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu"

A su eterno Padre, ya
el espíritu encomienda;
si mi vida no se enmienda,
¿en qué manos parará?

En las tuyas desde ahora
mi alma pongo, Jesús mío;
guardaría allí yo confío
para mi última hora.



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