Ecólogo
“El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber”
José Martí
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| Ing. Félix Díaz Tejada |
Al finalizar el año 2013, la mayoría de los medios de comunicación que pasaron balance a los principales acontecimientos nacionales coincidían en catalogar como uno de los principales hechos el reclamo unánime de respeto para que perdure la rica biodiversidad y las fuentes hídricas existentes en Loma Miranda, al tiempo de señalar que dicha batalla continuará siendo una de las tareas más nobles y que ha calado en lo más profundo del sentir de la sociedad dominicana, incluyendo aquellos núcleos poblacionales conformados por hermanos que residen en otras naciones.
Y no es para menos, puesto que el concerniente a la declaratoria de Loma Miranda como área protegida en la categoría de Parque Nacional, ha sido un tema que prácticamente nos ha unido a casi todos los dominicanos. Esto además de la sensibilidad que ha despertado en la conciencia nacional, la cual obviamente se siente burlada ante la depredación de amplias franjas de territorios en el Cibao Central, por la transnacional que ha pretendido que de forma obligatoria e imperiosa le tienen que permitir destrozar un espacio de más 7,000 tareas en la pretendida área, con método similar y el mismo comportamiento que han aplicado en Loma Ortega, La Peguera, La Guardarraya, El Verde, Caribe y Fraser, según los voceros internos y externos han reiterado hasta la saciedad.
Hasta el momento en que estamos redactando este escrito (viernes 3-ene-2014), ninguna autoridad del Estado Dominicano con la competencia suficiente, se ha reunido para dilucidar el caso y escuchar las opiniones de los representantes del Obispado de la Diócesis de La Vega, ni con los colegios y gremios profesionales de la Republica Dominicana, ni mucho menos con los ayuntamientos de Jima Abajo, Rincón, El Ranchito, Bonao, La Vega, Villa Cutupu, Jarabacoa y Buena Vista, ni con los líderes de los productores agropecuarios organizados, ni con los dirigentes de Cooperativa Vega Real, ni la Asociación para el Desarrollo de La Vega, Inc., ni con los representantes de más de 100 instituciones académicas y sociales que han emitido resoluciones en defensa de Loma Miranda; es más ni siquiera con los vecinos del entorno quienes residen en las comunidades de El Algarrobo, Cruce Controbas, El Pino, Miranda, Jumunucu, Fula y Sabana del Puerto.
Como decían nuestros sabios abuelos “los cuentos de caminos ya no convencen a nadie”, y es por eso que con la negativa de la Licencia Social para llevar a cabo operaciones mineras en el área en cuestión, ya no existe ni la más remota posibilidad que la misma pueda ser explotada. De nada le ha valido el poder mediático distorsionante ni las mentiras de los medios dominantes de propaganda.
El Tribunal Constitucional emitió la Sentencia TC/0167/13 en fecha 17 de septiembre del 2013, la cual además de ser irrevocable, establece que en Loma Miranda no podrán ser realizadas operaciones de explotación minera alguna.
Entonces no se comprende el afán desmedido, por imponer a la fuerza que le deben quitar los obstáculos para llevar a cabo operaciones extractivas en la defendida área.
Por favor no insistan más en procurar mediante la arbitrariedad y el uso de los poderes faticos para que le permitan explotar yacimientos de ferroníquel en Loma Miranda, la cual de hecho constituye un espacio propiedad de todos los dominicanos de las presentes y futuras generaciones. Y aquí no habrá medias tintas, la sensibilidad de los ecosistemas concretizados en esta área protegida impiden cualquier tipo de actividad extractiva o mercantilista. Por incompatibilidad entre conservación de ecosistemas únicos y la depredación que implican las actividades mineras, una realidad irrebatible.
De nada vale la suscripción de la Republica Dominicana a los convenios y organismos internacionales que han surgido para trabajar en la mitigación del cambio climático, si el funcionariado estatal carece de mecanismos de autoridad para someter a la obediencia a las empresas que solo toman en cuenta sus intereses económicos y obvian sujetarse a las normas ambientales, a las leyes y a la Constitución. El caso más patético lo hemos visto con el debate abierto sobre Loma Miranda y la pertinencia de que dicha área sea declarada Parque Nacional.
No continúen acudiendo a un lenguaje de sordos, que su “proyecto minero de Loma Miranda” no se le dio ni mucho menos dará. Por Dios, déjennos quieta esta proverbial montaña, que sus riquezas naturales y aportes ecosistémicos equivalen a una influencia trascendental para nuestro desarrollo cotidiano de la vida, ambiental, económico, agropecuario, agroindustrial y ecoturistico.
De hecho, todo el escenario nacional está preparado para una sola opción que Loma Miranda sea declarada Parque Nacional


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