“No hay
arma más potente que la verdad en manos de los buenos”
Juan
Bosch
Por:
Ing. Félix Díaz Tejada
Ing. Félix Díaz Tejada |
El
destino del Parque Nacional Loma Miranda esta sellado. Allí
permanecerá intacta su diversidad biológica, los cuantiosos
recursos hídricos que brotan de sus entrañas, los eventos naturales
que suceden por la lógica de la dinámica que accionan los
componentes de los ecosistemas que concurren en todas sus áreas.
Ese
toque de belleza natural que de forma imponente destella desde las
interioridades de este trozo de “amazonia” caribeña, perdurará
como conjunto de expresión de los derechos consagrados en nuestra
Constitución, en la Ley No. 64-00 sobre Medio Ambiente y Recursos
Naturales, en la Ley No. 202-04 sobre Áreas Protegidas, en la
apropiación y empoderamiento de los espacios democráticos
conquistados a base de abnegados esfuerzos y sacrificios por lo más
granado y valeroso de nuestro pueblo dominicano.
A
partir de la histórica fecha del 27 de febrero del 1844, primigenia
formal de la naciente Republica Dominicana, probablemente es esta la
ocasión en que con mayor arrojo y dignidad se ha unido el pueblo
dominicano de toda su geografía y estratos sociales en torno a un
tema en especifico, para levantar el orgullo y el coraje en defensa
de lo que considera le pertenece, que son las riquezas naturales que
concurren en el interior del promontorio montañoso llamado Loma
Miranda.
A
pesar de que la tiranía sin ejemplo que encabezó el régimen
despótico de Trujillo fue desmantelada a partir del 30 de mayo del
1961, tal parece que la trasnacional minera que ha estado ejerciendo
presiones y amenazas para explotar a Loma Miranda con el contubernio
de políticos inservibles para la defensa de la vida y la soberanía
nacional, no han despertado en el túnel del tiempo. La sociedad de
estos tiempos es otra, por mas opiniones recalcitrantes y prepotentes
que emita uno que otro alcahuete en procura de lo “suyo”, nada ni
nadie podrá contra la decisión y el coraje de un pueblo dispuesto
esta vez a jugársela en procura de hacer valer sus derechos.
Cuando
uno escucha voces agoreras, cargadas de expresiones sarcásticas y
abyectas, por uno que otro mequetrefe de funcionario o de políticos
carentes de escrúpulos, percibe un cierto grado de destape irónico
en estos individuos dispuestos a “buscársela” a costa de lo que
sea, y por la señal que envían la lectura inmediata que irradian es
la de su inclinación por los intereses mercantilistas de un pequeño
grupo de negociantes de nuestros recursos naturales.
Con
respecto al destino y recomendación de que Loma Miranda sea
declarada Área Protegida en la categoría de Parque Nacional, cuyas
opiniones son concluyentes y definitorias para la Comisión de Medio
Ambiente de la Academia de Ciencias de la Republica Dominicana, así
como para la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo
Domingo, al igual que la sujeción del Estado Dominicano a la
evaluación y opinión técnica que evacuara el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Conclusiones estas que
fueron ratificadas mediante la sentencia TC /0167/13 emitida por el
Tribunal Constitucional.
Algunos
políticos y negociantes de esta actividad yerran y nos miden por sus
mismos escrúpulos a nosotros los dominicanos. Ignorando con tal
percepción la realidad de la evolución histórica y el
comportamiento de los humildes.
No
hay otra salida como no sea salvar a Loma Miranda de la avaricia de
la depredación minera. La atención del país está enfocada en una
sola dirección: la declaratoria de área protegida en la categoría
de Parque Nacional.
El
pueblo dominicano se ha caracterizado por ser pacifico, pero heroico,
y que no le quepa la menor duda al grupillo de negociantes y
esbirros, no jueguen con la paciencia de nuestra gente ….. que
MIRANDA NO SE NEGOCIA.
Un
traspié del gobierno dominicano y sabrá las serias consecuencias
que le sobrevendrían; porque cuando los derechos adquiridos, la
verdad, la razón y las leyes equivalen a letras muertas e
instrumentos pisoteados, la rebelión adquiere la categoría de
derecho legitimo.
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